Hace poco os hablé en el blog de uno de los conceptos claves del value investing, el círculo de competencia. Hoy os traigo un concepto muy relacionado con éste, que se popularizó gracias a Bill Ackman, uno de los inversores value más prestigiosos en activo. En este artículo veremos el concepto de “Return on invested brain damage” o “Rentabilidad sobre el daño cerebral invertido”.
Tabla de contenido
El ROIBD o “Return on invested brain damage”
Antes de analizar una empresa en la que podamos estar interesados en invertir, es una buena idea hacer un análisis superficial de la compañía y de la industria que nos pueda dar una idea aproximada de la rentabilidad potencial de esta inversión.
Por otro lado, también debemos hacernos una idea aproximada de lo que nos puede costar analizar la empresa y la industria. Esto dependerá de su complejidad y de nuestros conocimientos previos sobre la misma.
El ROIBD (“Return on invested brain damage” o “Rentabilidad sobre el daño cerebral invertido”) sirve para comparar la rentabilidad potencial de una inversión con la complejidad de su análisis y así hacernos una idea de si merece la pena llevar a cabo el análisis de la compañía. En otras palabras, sirve para descartar de antemano empresas para formar parte de nuestro círculo de competencia.
Aquí lo explico en un vídeo para Value School:
Bill Ackman, fundador de Pershing Square Capital Management, lo explica con estas palabras:
“Before I make an investment in something that requires «brain damage», or a lot of work and energy, I figure out how much money I can make, and the higher the brain damage, the higher the profit has to be to justify it.”
Que se puede traducir como:
“Antes de realizar una inversión en algo que requiere “daño cerebral”, o mucho trabajo y energía, calculo cuando dinero puedo ganar, y cuanto mayor es el daño cerebral, mayor debe ser el beneficio que lo justifique.”
El ROIBD y su relación con el círculo de competencia
Hace poco expliqué en un artículo en qué consistía el círculo de competencia y su importancia. Si decidimos analizar empresas complicadas, tendremos que invertir más tiempo y será mucho más fácil que cometamos errores. Por ello, mi recomendación es sólo meter en nuestro círculo de competencia empresas que nos ofrezcan una rentabilidad potencia que valga la pena en relación a su complejidad.
Una vez más, esto dependerá de cada inversor. Por ejemplo, yo invierto empresas del sector tecnológico sin dificultad, ya que desde siempre he estado interesado en el mundo de la tecnología. Sin embargo, es posible que para otras personas el mundo de la tecnología les resulte demasiado complejo, por lo que el “daño cerebral” será mayor.
¿Por qué no invirtió Bill Ackman en HP?
A pesar de que para Ackman la empresa HP podía parecer que cotizase a buen precio, decidió no invertir tiempo ni recurso en analizar la empresa. ¿Por qué? Por la complejidad que implicaría su análisis. Ackman se basó en lo siguiente:
- El futuro de la industria de los ordenadores personales es muy difícil de predecir.
- Hay una competitividad muy alta.
- No sabía la dirección que tomaría el negocio.
El enfoque de Bill Ackman, como el de la mayoría de los seguidores del value investing, es de encontrar empresas en las que uno pueda ser capaz de predecir cómo se comportarán (con cierta precisión) durante un largo período de tiempo después de un proceso de análisis.
En el momento de realizar estas declaraciones, las acciones de HP cotizaban a algo más de 23$ por acción. Actualmente cotizan a unos 12$ por acción, aunque llegaron a caer por debajo de 6$ por acción. Por lo tanto, parece que al final el tiempo le acabó dando la razón a Ackman.
Ahora es tu turno. ¿Qué acción o acciones conoces en las que el daño cerebral que te puedan ocasionar haga que no merezca la pena analizarlas?
¡Espero tu comentario!
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